Crítica de "SAW 5"
La saga SAW continúa triunfando en taquilla y encandilando tanto a seguidores del terror como al público general. La golosa fecha de estreno que se ha adjudicado desde el comienzo puede haber influido en dicho éxito, pero sin duda son muchos otros los factores que la han encumbrado como abanderada de nuestro género, y sobretodo, de la nueva generación de nuestro género, valga la redundancia.Algo asombroso, teniendo en cuenta que el timón de la saga ya ha pasado por tres manos diferentes, y pese a ello, y siguiendo con la metáfora, se mantiene viento en popa a toda vela. El secreto de su éxito exime asuntos monetarios y actorales; no deslumbran ni los presupuestos ni las estrellas, algo que hace de esta saga el doble de rentable. Su secreto es la personalidad, con todo lo que ello implica, que no es poco.Una personalidad posible gracias a la continuidad de su equipo técnico, pues da igual que cambien a los directores, si a fin de cuentas todo queda entre amigos, y cuando uno no dirige asiste, y cuando no asiste guioniza. A este paso, y teniendo en cuenta la avalancha de secuelas que se cierne en el horizonte, no sería de extrañar que el propio Tobin Bell acabase dirigiendo SAW XII. Un puzzle metafílmico repartido entre realizadores intercambiables y puntos de encaje orientativos; piezas inamovibles como la música de Charlie Clouser, la fotografía de David Armstrong o la edición de Kevin Greutert, que conforman la identidad de la saga.Mientras sigan consolidando dicho atrezzo, cualquier secuela tendrá garantizado un 50% de sus resultados, siendo el guión la única variable capaz de separar el éxito del fracaso. El guión ha sido el motor de la saga desde el principio, y la tarea más complicada a la que han dedicado más tiempo en todas las entregas.Lejos de ser gratuito, este seudoprólogo puede resultar de ayuda para entender a que nos enfrentamos en la quinta película de SAW. La dirección de David Hackl pasa completamente desapercibida, sería fácil adjudicársela a Bousman sin haber visto los créditos, y esto es un punto a favor, ya que desecha incongruentes lavados de cara que tarde o temprano acaban estropeando toda saga en desesperados intentos de (dar la nota) innovar y (joder) sorprender a los seguidores.El espectador se va a sentir cómodo en la butaca, eso no hay duda, ese 50% que mencionaba antes está asegurado y SAW V es SAW puro y duro. Vayamos pues con la parte menos agraciada.Patrick Melton y Marcus Dunstan repiten faena tras su extraordinario guión para SAW IV, un guión que además de urdir una inteligente conexión con SAW III, cuyo final complicaba realmente cualquier continuidad, limó también las conexiones entre todas las entregas anteriores, se sacó de la manga interesantes anzuelos para futuras, y pudo además currarse una historia entretenida, tensa y original, legando a la saga otra brillante sorpresa final, como es marca de la casa.Tras algo así, hacer algo mejor era prácticamente imposible, incluso igualarlo era difícil, y por desgracia, el guión de SAW V es inferior y se nota el bajón de forma general en la película. Claro que visto de otro modo, tampoco hubiera beneficiado a la saga demasiadas vueltas de tuerca, con tantas piezas del puzzle desperdigadas.Para entendernos, lo que hace SAW V es atar los cabos sueltos de la cuarta, explicar la relación entre John y Hoffman, como era de esperar, y forzar la curiosidad del espectador lanzando un nuevo anzuelo, quizás algo forzado, con una caja misteriosa que contiene algo aparentemente trascendental, revelador y de momento desconocido.El juego macabro en esta ocasión, y como podría preverse al final de SAW IV, apunta al agente Strahm (con una introducción impactante como pocas), cuyo rol recuerda más que mucho al del agente Tapp de la primera SAW: policía que pierde a compañero, se implica de forma obsesiva en el caso, es destituido e investiga por su cuenta. Por otro lado, y siguiendo con las referencias a las anteriores, la parte gore recae sobre un grupo de desconocidos que despiertan en una sala, y han de sortear diferentes trampas, como en SAW II.Pese a que ambas premisas puedan sonar poco originales, tanto el juego primario de Strahm como el secundario del colectivo reservan una sorpresa para el final, sobretodo este último, que plantea una forma de superar el juego muy diferente y original a lo hasta ahora visto. El factor gore está a la altura e incluso supera a las anteriores en determinados momentos, aunque por otro lado, las trampas siguen la tendencia de las últimas entregas, y son cada vez menos sofisticadas, o mejor dicho, menos aparatosas y rebuscadas.En definitiva, no es la mejor película de la saga, pero mantiene el nivel de las anteriores en casi todo. Se mantiene todo, estética, montaje, bso, efectos visuales, e incluso ese rasgo tan peculiar de todos sus actores, que sin hacer grandes interpretaciones, han conseguido con su mediocridad conjunta darle más personalidad aún a la saga, y hasta parecer correctas, apropiadas e incluso necesarias. La parte “negativa” se la lleva el guión, que aún siendo bastante bueno y original, da la impresión de acomodarse en la rutina y vivir de las rentas, cumpliendo a rajatabla su función de secuela y arriesgando con una tímida carta en esta torre de naipes. Recomendable como siempre, tanto a seguidores de la saga como a fans del cine de terror, e incluso al público casual, que esta vez peligra menos de perderse.
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